Tour Eiffel, símbolo de París

La Torre Eiffel es una estructura de hierro pudelado diseñada por el ingeniero francés Gustave Eiffel y sus colaboradores para la Exposición universal de 1889 en París.

Situada en el extremo del Campo de Marte a la orilla del río Sena, este monumento parisiense, es símbolo de Francia y su capital. Construida en dos años, dos meses y cinco días en controversia con los artistas de la época, que la veían como un monstruo de hierro. Inicialmente utilizada para experimentos científicos, hoy sirve, además de atractivo turístico, como emisora de programas radiofónicos y televisivos.

Algunos artículos, a menudo propangandistas, se publicaron incluso antes de que comenzaran los trabajos de construcción. En febrero de 1887 cerca de trescientos artistas (escritores, pintores, compositores, arquitectos, etc.) unen sus fuerzas para denunciar «la inútil y monstruosa Torre Eiffel» en la hoy célebre carta abierta Protesta de los artistas contra la torre del Sr. Eiffel. Sin embargo, algunos autores modernos considera la torre como un poderoso símbolo en particular, y una vanguardia en general.

Algunos artistas pintan la Torre Eiffel y se inspiraran directamente en el edificio para realizar algunas representaciones que responderán a corrientes artísticas diversas. También atrajo a numerosos cantantes, el lugar servirá para espectáculos con posibilidades excepcionales, tanto para el artista como para el público. En fotografía, la mayoría de los artistas de renombre internacional han hecho de la torre objeto de sus fotografías, ya sea como objeto de fondo o como tema central.

En literatura, novela, poesía y teatro, la Torre Eiffel ha sido abordada más de una vez por los escritores. Y sea como tema central de un libro o como un simple decoración, ha salpicado la creación literaria desde el siglo XIX hasta nuestros días.

«Mirada, objeto, símbolo, la torre es todo lo que el hombre pone en ella y que todo es infinito. Espectáculo mirando y mirando, edificio inútil e irreemplazable, mundo familiar y símbolo heroico, testigo de un siglo y monumento siempre nuevo, objeto inimitable y sin cesar reproducido, es el signo puro, abierto a cada tiempo, a todas las imágenes y a todos los sentidos, la metáfora sin freno; a través de la torre, los hombres llevan esta gran función de la imaginación, que es su libertad, ya que ninguna historia, por muy sombría que sea, jamás pudo quitársela».
— Roland Barthes, La Tour Eiffel, Editorial Delpire, 1964.

Tan pronto como la ingeniería cinematográfica comenzó a desarrollarse, la Torre Eiffel fue rodeada por los cineastas más ilustres, en primera instancia, bajo la forma de documental, mas tarde en diversos largometrajes.

Mucho más que un monumento, un símbolo, la Torre Eiffel merece siempre una visita.

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